Y viajas, a un lugar placentero, donde nunca nadie había estado y sientes como la alegría invade tu cuerpo, y te dices a ti misma que no quieres abandonar ese lugar, que quieres permanecer ahí el resto de tu vida. Y de no ser por que estamos en el mundo real eso podría hacerse realidad, las mañanas tranquilas y apacibles de estar tirada en el sofá viendo como las horas pasan sin que las preocupaciones te invadan, las perfectas tardes en buena compañía, con una cámara y nada que hacer más que pasar el tiempo divirtiéndote y ver esos preciosos atardeceres que parecen no tener fin hasta que acaban y dan paso a una noche igualmente perfecta en la que nada tienes y nada necesitas..
Adiós verano, vuelve pronto
No hay comentarios:
Publicar un comentario